Amado Dios, te damos las gracias por ser tan bondadoso con nosotros, gracias porque tu amor ha sido demostrado en tus acciones hacia la humanidad, muriendo por nosotros aún cuando no lo merecíamos, queremos corresponderte de igual manera, amándote sobre todas las cosas y amando también a nuestro prójimo.
Padre mío, te pido que en esta hora me enseñes a amar a mi prójimo, porque quiero glorificarte en esto. Tu palabra enseña que "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13:35); yo quiero ser un verdadero discípulo tuyo, alguien que camine en rectitud y que refleje tus atributos, por tanto quiero amar como tú enseñas, con amor genuino, entrañable y esforzado.
Padre de la gloria, pongo todos mis dones y talentos delante de ti, todo esto no es nada si no tengo amor (1 Corintios 13), por tanto impregna de tu amor cada aspecto de mi vida, enséñame a amarte a ti a mis hermanos con cada don, talento, pensamiento, sentimiento y acción que haga, pues esto es lo que permite a mi prójimo conocer tu genuino amor.
Dios, te pido que apartes de mí el rencor, la falta de perdón, el odio, el temor (pues en el perfecto amor no hay temor), la arrogancia y todo aquello que pueda perturbar la forma en que demuestro amor, esté lejos de mí cualquier pensamiento o sentimiento contrario al amor tuyo, quiero ser uno contigo en amor hacia los más necesitados.
Dios mío, yo perdono a: Familiares, amigos, enemigos, conocidos y a mí mismo, y suelto toda raíz de amargura. Te pido que sustituyas el dolor, la tristeza, el miedo y el rencor por amor, bondad, paciencia y valentía.
En esta hora, oh Dios, me perdono a mí mismo por los errores cometidos. Padre yo me libero de: Automaldiciones, patrones de pensamientos negativos, odio, palabras negativas y de todo lo que he estado usando durante años para hacerme daño a mí mismo. Tú me amas, y me pides que ame al prójimo así como me amo a mí mismo, por tanto tengo que perdonarme y amarme, te pido que todos los días me enseñes a perdonarme y a amarme, a no ser duro conmigo mismo, sino a ser paciente, tolerante, comprensivo y por sobre todo amoroso, enséñame a mostrarme gestos de amor propio.
Gracias Señor, porque tu amor es incomprensible, es tan grande que no puede medirse. Gracias porque sé que a través de esta oración milagrosa tú me has escuchado. Te amo Dios, todo esto lo pido para mí y para mi prójimo, en el nombre de Jesucristo, amén.
