Amado Dios, por tu sangre derramada en la cruz nos concediste el acceso a la sanación divina, la cual te pedimos en estos momentos sea manifiesta.
Señor Jesucristo, te pedimos que derrames el poder sanador sobre mi vida y sobre la vida de mi prójimo. Que el fuego de tu presencia consuma cada enfermedad, malestar y dolencia, que la enfermedad no resista a tu presencia y que mi cuerpo sea lleno de ti, lleno de la salud divina, de tu ser, de tu amor, de tu pasión.
Por la sangre derramada por tus pies te pido que sanes cada uno de mis caminos a seguir.
Por la sangre derramada por tus manos te pido que sanes cada una de mis acciones.
Por la sangre derramada por tu espalda te pido que me sanes y liberes de cargas innecesarias.
Por la sangre derramada a causa de la corona de espinas te pido que sanes mis pensamientos.
Por la sangre y agua que derramaste por el costado te pido que sanes mis enfermedades y me permitas siempre acceder a tu presencia, purificando mi ser con cada oración que elevo en tu nombre.
Gracias Señor mio, porque sé que tu ayudas a tus hijos. Te amo Señor Jesús. ¡Amén!
