Amado Dios, te doy las gracias por una nueva oportunidad de estar en tu gloriosa presencia. Gracias Dios, porque cada mañana tu abres las puertas del cielo para recibir mis oraciones y las de mis hermanos.
Padre celestial, en esta ora me dirijo a ti, creyendo que eres el Dios que vive para siempre, pidiéndote que me enseñes a escuchar tu voz. Ayúdame a discernir todas las maneras que tienes para comunicarme tu voluntad amado Padre, pues quiero estar siempre alineado a ti.
Padre, enséñame a escuchar tu voz en los sabios consejos, en tu palabra, a través de las circunstancias, en boca de mi prójimo, en sueños, en visiones y también con voz audible. Yo creo que tú eres el mismo ayer, hoy y para siempre, confío en que tú hablaste a tus siervos en el pasado y que lo sigues haciendo en la actualidad.
Aparta de mi mente la distracción de la duda, quita de mí aquello que me sea barrera u obstáculo para poder escucharte; destapa mis oídos espirituales para entenderte en todo momento, estando así en todo tiempo en tus caminos y no por lugares pecaminosos.
Padre, dame el discernimiento para saber cuando alguna palabra venga de ti, para no caer en la mentira y el engaño del mundo, pues son muchos los que se levantan en tu nombre, pero sus corazones están vacíos de ti; por tanto ayúdame a discernir tus sabios consejos en todo momento mi amado Dios.
Padre de la gloria, circuncida mis oídos y mi corazón, pues no quiero un corazón que te resista ni oídos sordos a tu voluntad. Guárdame de la dureza de corazón, para no apartarme de tus caminos, escribe tus leyes en mi mente para jamás dejar de oírte.
Señor de la gloria, si me he extraviado y estoy lejano a ti, no dejes de llamarme por todos los medios, anhelo tener un encuentro contigo todos los días mi Dios, pues tú eres mi creador, a quien deseo conocer cada día más.
Gracias Padre, porque sé que me has oído, te amo y te doy las gracias, en el nombre de Jesús, amén.