Rey
de Reyes, quiero agradecerte por un día más de vida. Te pido que esta mañana me
permitas entender tus consejos de vida, para deleitarme en tus mandamientos.
Has de mi, querido Padre, un árbol fructífero que de los frutos del amor, la bondad, la fe, la paciencia, la esperanza, la mansedumbre, la templanza y el dominio propio. Que todo cuanto yo haga esté alineado a tu voluntad, para que salga bien.
No
me permitas ser arrebatado por los fuertes vientos del pecado y la maldad,
quiero resistir con tu fuerza a todas las tentaciones del mundo. Señor, no
quiero andar por la vida sin un rumbo, quiero que tú seas el motivo para
despertar con alegría y gozo cada mañana, quiero que tú seas el capitán de mi
alma.
Señor,
lleva mi alma hacia los caminos incorruptibles, no me permitas caer en la
maldad que está pronta a ser juzgada, por el contrario, guíame con los justos a
tu presencia, para hacer tu voluntad en mi vida y sean establecidos así tus
diseños de bien.
Padre, llena mi copa con tus bondades, permíteme probar las delicias de tus virtudes, día con día quiero conocerte y acercarme más a ti. Gracias Señor, porque sé que me has escuchado, en el nombre de Jesús hecho está. Amén.