Muchas veces, al leer la biblia, pasamos por alto pequeños detalles que nos permitirían entender a profundidad el significado del versículo o del texto completo, este es el caso del Salmo 23, uno de los más conocidos y confesados por miles de creyentes en el mundo.
A
continuación quiero hacer un pequeño ejercicio y citar una parte de este Salmo,
dice así:
1-
Nada me faltará.
2-
En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me
pastoreará.
3-
Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
4-
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú
estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
5- Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza
con aceite; mi copa está rebosando.
6-
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y
en la casa de Jehová moraré por largos días.
(Salmo 23)
Te
hago una pregunta: ¿Sientes que le falta algo al texto leído? La respuesta es
sí, le falta el pilar fundamental del Salmo 23: “EL SEÑOR ES MI PASTOR”.
Por
causa de que el Señor es nuestro pastor es que vienen las bendiciones descritas
en el resto del Salmo. A veces pensamos, ¿Por qué Dios permite que me sucedan
cosas malas? Es importante preguntarnos a nosotros mismos si estamos dejando
que El Señor nos pastoree como Él lo desea.
Es
común desear la bendición de Dios, pero esta suele ser consecuencia de dejarnos
guiar por Él. El Señor nos llama Ovejas y se llama a el mismo como Pastor, es
importante que dejemos que nuestro Padre celestial nos guíe por donde Él
quiere, para poder decir entonces que nada nos faltará, que tendremos reposo,
que seremos confortados, que estaremos protegidos de peligros de muerte y que
seremos exaltados por Él.
Como
Ovejas debemos ser obedientes al Padre que nos ha dado todo, ya que fuera de
sus caminos solo estaremos en caminos de muerte y perdición. ¡Dios te bendiga!