Amado Dios, te damos las gracias por tu sacrificio en la cruz del calvario, a través de la cual nos abriste el camino al reino de los cielos, te amo y desde lo más profundo de mi corazón te pido que me hagas partícipe de las grandes riquezas de tu gloria, para estar siempre resguardado en tu paz.
Padre, en este momento quiero pedirte que saques de mi vida todo aquello que no resulta de tu agrado: pecados, iniquidades y rebeliones, para estar en la plenitud de tu paz. Quita de mi las amarguras, la gritería, el rencor, el odio, la falta de perdón, el deseo de venganza y cualquier pecado que perturbe la paz que tú has conquistado para nosotros, límpiame y haz de mi una persona de carácter amable, paciente, benévola y rebosante de amor.
Padre celestial, te pido que tu paz hoy repose en mis pensamientos, para descansar de todo aquello que me inquieta, para que me ayudes a encontrar soluciones a mis problemas, para que nunca pierda la fe en ti, renueva mi mente y llévala por nuevos horizontes, pues mi anhelo es servirte a ti en plenitud.
Así mismo, oh Dios, te pido que tu paz repose en mis emociones, calma todas mis angustias, desesperación, mi estrés, el miedo y todo aquello que me desgaste emocionalmente; te pido que tu paz en mí sea como la luz que resplandece y elimina toda tiniebla, así mismo elimina de mi vida aquellas emociones que me desgastan constantemente, que todas mis preocupaciones estén a tu vista y en tus manos, para reposar de todas ellas y darte la gloria por siempre.
Dios mío, pido que la paz que has prometido para los que te aman me sea manifiesta en estos momentos, también lo pido para mi familia y mis seres queridos, que todos ellos puedan reposar de todas las adversidades del mundo y encuentren su refugio en tu presencia, a través de la oración y la lectura de tu palabra.
Fortalécenos, Dios mío, en medio de cualquier circunstancia. Usa cualquier situación del mundo para enseñarnos tu gloria y para hacernos ver que nunca nos vas a abandonar, que en tu presencia hay plenitud de gozo, que la fe en ti nunca nos avergonzará.
Gracias mi rey, porque sé que a través de esta oración milagrosa vas a bendecir mi vida y la de mis seres queridos, te doy la gloria y la honra, en el nombre de Jesús, amén.