El miedo es algo que ha perseguido al ser humano desde sus orígenes. Por definición, el miedo es "una emoción caracterizada por una intensa sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro, sea este real o imaginario".
Ahora bien, se sabe que el miedo también es una respuesta instintiva, muchos animales responden con miedo ante distintos estímulos que puedan percibir de su entorno, ya sean que vean a un depredador, perciban alguna amenaza o simplemente estén sometidos a una situación estresante. El ser humano también lleva esta naturaleza consigo, y hasta cierto punto esto es completamente normal, es decir es normal que sintamos miedo de acercarnos a un animal que sabemos que nos puede hacer daño, que tengamos temor de caernos desde una gran altura o que tengamos pavor de un fuego intenso, ya que estos temores en principio están orientados a mantenernos a salvo.
Sin embargo, el miedo puede ser un problema constante cuando se manifiesta en situaciones que, en principio, no representan un riesgo. Un ejemplo claro es el miedo a hablar en público: aún en el peor de los escenarios sería sumamente improbable que exponer sobre el cuerpo humano delante de tus compañeros de clase termine contigo malherido, pero ahí está, tu voz se entrecorta, aumenta la sudoración, e incluso olvidas lo que ibas a decir, este uno de los miedos más comunes y, sin embargo, no representa un riesgo a tu integridad física exponer delante de tus compañeros.
Así que, viendo que tenemos una serie de miedos infundados, hoy queremos compartir contigo 5 consejos para superar tus miedos más profundos. También, en un futuro, hablaremos sobre los miedos más comunes y sobre acciones específicas a realizar para vencer esos temores, así que no te olvides de seguirnos.
1- Busca los principales desencadenantes: Es decir, enfócate en descubrir qué es exactamente lo que desencadena la reacción de miedo. Por ejemplo, un desencadenante para alguien que tenga miedo a la soledad puede ser la palabra "Te quedas solo, adiós". Otro ejemplo de esto sería el caso de personas con miedo a la oscuridad, donde claro está que el desencadenante puede ser un bombillo que se apaga, lo cual desata un miedo incontrolable en algunos casos. En fin, lo importante aquí es que descubras qué desencadena el miedo: El agua, estar encerrado, la oscuridad, la soledad, lo desconocido, lo que sea que inicie la crisis de miedo.
2- Reestructura tus temores: Una vez que sepas qué es exactamente lo que desata tus miedos, debes reestructurar tu mente de modo tal que aquél desencadenante se convierta en una buena experiencia. Siguiendo el ejemplo de miedo a la soledad, puedes empezar por decirte a ti mismo cosas como: "Cuando esté solo voy a leer éste libro", "cuando esté solo voy a ver ésta película", "cuando esté solo voy a jugar éste videojuego", entonces cuando vuelvas a escuchar la palabra "Te quedas solo, adiós", ya no será un desencadenante de miedo, sino de una posibilidad para pasar un buen rato.
3- Exposición controlada: De hecho es uno de los métodos más efectivos que existen, básicamente consiste en exponerte poco a poco a situaciones que sabes que te causan pánico. Digamos que tienes miedo al agua, a las profundidades para ser específico, si deseas superar este miedo NO lo vas a lograr si te propones lanzarte a una piscina de 10 metros de profundidad, pero por muy absurdo que parezca puedes empezar por estar en una piscina de niños, vamos algo que solo te llegue a las rodillas, algo que SABES que no te hará daño, algo que por el momento controlas, una vez que estés cómodo debes salir y exponerte un poco más, digamos a una piscina de 1 metro de profundidad, algo que tampoco es lo suficiente como para que sufras algún tipo de incidente, tómate tu tiempo, no te lances de manera brusca, baja con cuidado, exponte a tu ritmo, y si tienes a alguien en quien confíes y te puede ayudar a hacerlo es un plus para mejorar. En esta etapa podrías aprovechar a recibir unas buenas clases de nado, que te ayudarán a ganar más confianza y experiencia. Finalmente, te puedes exponer a lugares más profundos, y cuando menos te lo esperes te estarás preguntando a ti mismo: ¿Cómo es que esto me causaba tanto miedo?
4- Crea un sistema de recompensas: Cada victoria, por pequeña que sea, merece su recompensa. Digamos que le temes a la oscuridad y un día decides exponerte de manera controlada y apagas todas las luces por 20 segundos, de modo que estás en completa oscuridad, una vez que superas el reto te puedes recompensar con algo que te guste, un pequeño gesto hacia ti mismo, como un caramelo, ver un video, escuchar tu música favorita, lo que tú prefieras. El propósito de este punto es hacerle saber a tu mente que cada vez que tienes una pequeña victoria habrá una recompensa, entonces tendrás mayor motivación para seguir adelante.
5- Documenta tus progresos: Si lo deseas puedes reportar cuando iniciaste el proceso de vencer tus temores, cuáles han sido tus avances y cuánto has mejorado desde la última vez. Créeme, hay días en que sientes que no has progresado o que simplemente estás avanzando demasiado lento, pero si llevas un diario de superación y lees cómo fueron tus primeras experiencias y cómo son ahora actualmente, te sentirás un poco más motivado en este asunto. A veces es difícil para nosotros notar nuestro propio progreso, éste es el propósito de documentar, hacerte ver que ya no eres como fuiste en el pasado, que definitivamente estás avanzando.
Esperamos que nuestros consejos te hayan sido de ayuda, si es así no olvides compartir en tus redes sociales y regalarnos un like en Facebook. No te pierdas La oración del día para dedicarle unos segundos a Dios. Nos vemos en el próximo artículo.